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(rjguadog) #1

Voltown coincide sospechosamente con el apellido del inventor de la pila
eléctrica. Fue un físico italiano llamado Alessandro Volta.
Faradorf es una localidad de la margen Derecha que seguramente recibió el
nombre de Michael Faraday, descubridor de la inducción electromagnética y de
las leyes de la electrólisis que llevan su nombre.
Tesland, por supuesto, es una modificación del apellido del genial inventor
serbio Nikola Tesla, el padrino de la corriente alterna. El concepto de la Torre
Guardiana parece una mezcla entre la Torre Wardenclyffe y la bobina de Tesla.
Marshfield es algo más difícil. Albert L. Marsh no es tan conocido como
Fourier, Watt o Faraday, pero la aleación que descubrió junto a Hoskins, el
nicromo (nichrome), fue y sigue siendo fundamental para todo aparato basado en
el calentamiento eléctrico.
Chromel es el primer nombre que recibió el nicromo. Simple, ¿no?
Pero no solo la toponimia es curiosa. La antroponimia también tiene a veces
coincidencias sorprendentes con nuestro mundo. Así, el apellido Cracksey se
pronuncia prácticamente igual que el de Bettino Craxi, aquel político corrupto que
huyó de la justicia italiana. El homenaje, la loa y el lavado de imagen que le
dedicó el Senado en 2010 fue todo un acto de competencia desleal hacia quienes
se dedican a la sátira política.
¡Y eso no es todo! Phillew parece una mezcla de Philby, uno de los agentes
dobles más famosos de la historia, y Van Lew, la mujer que construyó una red de
espías al servicio de Ulysses Grant. El caso del general Yorck Brunswick es más
impresionante, pues el nombre y el apellido coinciden con excelentes generales
prusianos del siglo XVIII: Ludwig Yorck von Wartenburg, habitualmente
conocido como Yorck, y Carlos Guillermo Fernando (Karl Wilhelm Ferdinand),
duque de Brunswick-Wolfenbüttel. Incluso el protagonista de «El niño que no
quería leer a Balzac», Roberto Angulo Gracia, guarda cierta semejanza con el
nombre del cronista de estas historias.

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