EPÍLOGO
En la actualidad, las personas se dejan dominar con facilidad por
los timadores porque no se quieren molestar en buscar la verdad
meditando, solo saben buscar el placer con los sentidos físicos
porque no comprenden la inmensa felicidad que se puede
alcanzar viviendo en consonancia con los valores espirituales. El
mundo del futuro estará poblado por seres que no podrían
entender la vida sin saber por qué brilla el sol, o cual es el motivo
de la existencia. Es sorprendente que en la Tierra haya tantas
personas que jamás se han hecho estas preguntas, parece que
no comprenden que eso es lo que separa a los animales de los
auténticos hombres. Un auténtico hombre es capaz de reconocer
a un demonio en cuanto lo ve porque se ha hecho a sí mismo
buscando la verdad. Un animal humano confunde las apariencias
con la realidad, por eso, cuando entra en una iglesia, cree
ingenuamente que se encuentra en la casa de Dios y que está
llena de santos a su servicio. En cambio, un auténtico hombre,
cuando entra en una iglesia, ve de inmediato el ambiente negro y
espeso que todo lo domina, entonces comprende que allí solo
hay engaño e idolatría porque en ese lugar no se encuentra Dios
sino satanás. Aquellos que se niegan a meditar no comprenden,
que no hay lugar más agradable para el demonio que los lugares
donde la gente cree que está Dios, por eso se apodera de ellos.
La gente que se niega a meditar siempre acepta lo falso por
verdadero, pero, esos demonios que construyen ídolos, a un
verdadero hombre no le pueden engañar, porque él utiliza su ojo
de la mente es decir su inteligencia espiritual y su capacidad para
dudar de todo, por eso descubre que allí solo hay maldad y
manipulación mental.