Tapas N.23 – Mayo 2017

(ff) #1

STARTERS


de la tradición. Consiste en cocer ligeramente
unas pequeñas patatas en agua salada,
colocarlas en un molde atadas con cuerda o
hilo de carnicero, derramar sobre ellas grasa
de pato muy caliente y dejar que se frían en el
horno. Están homenajeando, posiblemente, el
plato fuera de carta que pedía Michael Korda,
el célebre editor y autor que inmortalizó
el Four Seasons en uno de sus libros. Era,
sencillamente, una patata de Idaho asada con
un chorrito de aceite de oliva y pimienta negra
espolvoreada por la que llegaron a pagarse
alrededor de veinte dólares. Era, decían, la
patata asada más cara del mundo.
La carta, según la revista Ne w Yo rk, también
servirá cinco tipo de ensaladas que van a estar
relacionadas de algún modo entre sí y es posible
que alguna de ellas se parezca mucho a las viejas
ensaladas que sirvió hace años el Four Seasons.
El principal plato de pasta versionará una
fórmula del legendario restaurante neoyorquino
Delmonico’s, que consistía en llevar a la mesa
muslos u otra carne de pato o caza en una
pequeña prensa y que se exprimieran hasta que
soltasen la última gota de jugo sobre la pasta.


¡No SomoS CaRíSimoS!
Se espera, como decíamos, que el precio del
cubierto sea alto pero no prohibitivo para los
estándares de los foodies de Manhattan. La
factura de una cena individual con vino podría
ascender a los 150 euros. Si se cumplen las
expectativas de los socios, deberían facturar
de media 100.000 euros al día o, lo que es lo
mismo, 36 millones de euros al año por dos
de los tres espacios para restaurantes que han
alquilado, en total, en el edificio Seagram.
Esos dos espacios son los que antes ocupaba
íntegramente el Four Seasons y los que ahora se
van a dedicar, separada y exclusivamente, a la
carne y el mar. El Grill se inspirará en el origen
del Four Seasons como asador británico y el
Pool servirá esencialmente pescado y marisco.
Jeff Zalaznick, Mario Carbone y Rich
Torrissi saben cómo crear experiencias en torno
a la comida y ése es uno de los puntos que les
han permitido atraer a jóvenes profesionales de


Si SE CUmPLEN
LaS ExPECTaTivaS
DE LoS SoCioS, LoS DoS
RESTaURaNTES DEbERíaN
FaCTURaR UNa mEDia
DE 100.000 EURoS aL Día

éxito, desde estrellas de hip hop hasta gestores
de fondos de inversión. Uno de los ejemplos
son esos célebres camareros de esmoquin rojo
del restaurante Carbone que cogen una silla
y se sientan, haciéndose llamar ‘capitanes’, al
lado de los clientes para tomarles nota de lo que
desean o les rellenan la copa sin que lo pidan.
Es verdad que en el Grill y en el Pool la
experiencia va ser muy diferente. Los tres
mosqueteros han comprado unas mesitas de
servicio de plata de 100.000 euros cada una y
contarán con carritos específicos para el queso,
el whisky y los flambeados. Va a ser un Titanic
para millennials y, con suerte, a prueba de
naufragios.
Parece casi inevitable que apostaran por el
lujo. Van a tener que pagar, anualmente, un
alquiler de 30 millones de euros por los tres
espacios que le han alquilado a Aby Rosen,
el propietario del edificio Seagram. Además,
saben que parte del público utilizará para
evaluarlos la cruel vara de medir de una
visión idealizada del Four Seasons y que, en
consecuencia, les recordará todo lo que se aleje
de ella. Por último, como se ha comentado, a
pocas manzanas del edificio Seagram, los que
operaban el Four Seasons, Alex von Bidder y
Julian Niccolini, van a trasplantar su proyecto,
bien engrasado por la financiación de algunos
de sus aristocráticos clientes.
Cada noche y cada día, se afilarán los
cuchillos en Park Avenue, pero esta vez no
serán los de los señores de las finanzas. Esta
vez los gladiadores en el monumental coliseo
de Nueva York serán los chefs, los mosqueteros
y sus rivales.

A bAJA TEMpERATuRA
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