G E O R G E B U S H «El Muro nunca podría borrar vuestro sueño, nuestro
sueño, de una Alemania, una Alemania libre, una Alemania orgullosa»
B I L L C L I N T O N «¡Ciudadanos de Berlín, habéis ganado vuestra lucha
y demostrado que ningún muro puede encerrar para siempre la libertad»
R. Porque la savia que alimentaba
el régimen era la del miedo. Mu-
chos confidentes lo eran por pre-
sión, chantaje y miedo, para pro-
teger a los suyos o evitar ser san-
cionados. Los demás lo hacían
para tener poder y acceso a privi-
legios, como un piso mejor o estu-
dios en la Universidad. Eso creó
una especie de casta, un estatus
que se pasaba de padres a hijos.
P. Una de las películas sobre la Stasi
más conocida a nivel internacional
ha sido probablemente ‘La vida de los
otros’ (2006), de Florian Henckel.
¿Qué le parece el personaje del ofi-
cial Wiesler? ¿Se acerca el guión a lo
que se vivía entonces?
R. La realidad era más cruel y si-
niestra. La vida de los otros es
eso, una película.
P. Los archivos que custodia se
abrieron hace ya dos décadas. ¿Si-
gue habiendo interés?
R. Desde luego. Recibimos más de
4.000 solicitudes al mes.
P ¿Si yo solicitara la ficha del ex
canciller Helmut Kohl o de cualquier
otro político occidental de la
época para saber si la Stasi logró
infiltrarse en su círculo, o leer las
valoraciones que hacía de ellos, me
la darían?
R. Para acceder a una parte de esa
ficha necesitaría el visto bueno de
la viuda de Kohl en virtud de la
ley de protección de datos. Para
la otra, tendría que ser historiado-
ra. Parte de los archivos son de
acceso restringido. Hay una ley
que recoge todo eso.
P. ¿Cuántas personas han podido te-
ner acceso a los expedientes que hay
abiertos a su nombre por la Stasi?
R. Más de dos millones, y esa es la
mejor prueba de que era necesa-
rio ponerlos a disposición de los
ciudadanos e investigadores.
P. ¿Han permitido los archivos expiar
responsabilidades?
R. En algunos casos. Salvo los de-
litos de sangre, el resto ha pres-
crito. Y el problema mayor al que
nos enfrentamos es que muchos
funcionarios y confidentes de la
Stasi se identifican con número o
alias.
P. ¿Tiene algún significado que
sea precisamente un disidente de la
RDA el que custodie los archivos?
R. Sí, creo que eso transmite con-
fianza a los germanorientales.
P. Cuál es la primera imagen que le
viene a la mente cuando piensa que
ahora se cumplen 30 años de la caí-
da del Muro?
R. La noche del 9 de noviembre de
- Es la imagen más hermosa
e importante del siglo XX en Ale-
mania y en Europa. Dicho esto,
no hay que olvidar que la
libertad es un proceso de
aprendizaje permanente.
distinta, pero la mayoría ha prefe-
rido la verdad a la ignorancia. Los
archivos de la Stasi, más allá de
lo individual, han permitido escla-
recer asesinatos disfrazados de
desapariciones, indagar sobre la
dictadura y sobre sus métodos,
así como ver hasta dónde alcan-
zaban sus tentáculos.
P. ¿Hasta dónde alcanzaron?
R. Si pusiera las cerca de 40.000
carpetas que hay en esos archivos
una tras otra, formarían una línea
de 110 kilómetros de anotaciones,
1,8 millones de fotos y casi 23.000
grabaciones. Los datos, como ve,
son tremendos. La Stasi contaba
con más de 90.000 oficiales y fun-
cionarios y cerca de 180.000 cola-
boradores. Sólo en la República
Federal se desplegaron 3.000 es-
pías, a los que se sumaban varios
cientos en los países del Este,
África y América Latina.
P. ¿Cómo explica que la Stasi tuviera
tantos funcionarios y confidentes?
La biografía de Roland Jahn, Co-
misionado Federal para los archi-
vos de la Stasi,
policía política de
la República De-
mocrática Alema-
na (RDA), está
documentada en
los archivos que custodia. Su fi-
cha arranca en 1977, cuando sien-
do estudiante de Económicas en
la Universidad de Jena fue some-
tido a evaluación del consejo es-
tudiantil por haber criticado la
expulsión al Oeste del cantante
activista Wolf Bierman. Fue forza-
do a abandonar sus estudios con
el voto de quienes consideraba
sus amigos.
Supo de aquella traición tras la
Unificación y, aunque descubrió
que todos fueron presionados, no
ha olvidado la puñalada que le
propinó un régimen que dependía
del miedo para subsistir. Pero
Jahn nunca lo tuvo.
Su ficha está llena de anotaciones
y detenciones. Las protestas in-
ternacionales impidieron que
cumpliera una sentencia de 22
meses por enarbolar la bandera
del sindicato polaco Solidaridad,
pero no escarmentó y volvió a ser
encarcelado.
Recuerda de ese último paso por
la celda que sus captores le mos-
traban la foto de su hija para que
delatara o desfalleciera. Pero el
efecto era el contrario. «Yo lucha-
ba por un mundo mejor para
ella». Años después, esa niña,
convertida en mujer, le recriminó
por haberle abandonado en favor
del activismo «Eso duele mucho».
P. ¿Qué relación mantiene ahora con
ella?
R. Correcta.
P. El Muro trajo ruptura y su caída no
ha curado todas las heridas.
R. Así es, de ahí la importancia de
gestionar el pasado a nivel indivi-
dual y colectivo. Mi caso no es ex-
cepcional. Somos muchos los que
tuvimos que elegir entre familia y
amigos o la disidencia. Mi hija y
su madre cruzaron al Oeste. Yo
elegí quedarme y combatir la dic-
tadura.
P. Hasta que le expulsaron de la RDA
R. Me quitaron la ciudadanía y me
obligaron a subir a un tren a Ber-
lín Este, donde empecé a trabajar
como periodista para la cadena de
televisión de Berlín-Brandeburgo.
Luego descubrí en mi ficha que la
Stasi siguió vigilándome.
P. Alemania inició ese proceso de es-
clarecimiento de la verdad, lo que lla-
mamos memoria histórica, muy rápi-
damente, con muchas emociones to-
davía a flor de piel. En otros países,
incluida España, se optó por dejar
pasar el tiempo para no volver a abrir
“La Stasi
contaba con
1,8 millones
de fotos, 23.000
grabaciones,
más de 90.000
oficiales y
funcionarios y cerca
de 180.000
colaboradores.
Muchos lo eran por
presión y chantaje o
para proteger a los suyos y
no ser sancionados”
Más de dos millones
de ciudadanos han
accedido a los archivos
expedidos a su nombre
por los servicios
secretos gracias a su
trabajo como
Comisionado para los
archivos de la Stasi
POR
CARMEN
VALERO
BERLÍN
ROLAND
JAHNN
ENTREVISTA
Los ciudadanos de la
RDA tienen derecho
a saber si fueron
espiados por la Stasi
heridas. ¿No se abrieron los archivos
de la Stasi demasiado pronto?
R. La verdad es lo mínimo que se
puede ofrecer a las víctimas. Los
ciudadanos de la extinta RDA te-
nían y tienen derecho a saber si
habían sido espiados y por quién.
Tienen derecho a respuestas, aun-
que algunas sean dolorosas. Cada
persona reacciona de una manera
Robert Jahn,
durante una
manifestación.
ROBERT HAVEMANN
SOCIETY
EL MUNDO. VIERNES
8 DE NOVIEMBRE
DE 2019 M U R O D E B E R L Í N
P A P E L P Á G I N A 9