RELATOS DE PAPANTLA I

(Lucía Laura Muñoz Corona) #1

por dentro donde se llenaban con carbón encendido y lista para planchar.
Siempre y cuando se limpiaran las planchas con un trapo encerado para
no manchar la ropa., no había radios. Había unos aparatos que les decían
o se llamaban Vitrolas, se ponían discos muy pesados y tenían una bocina
que se ponía para oír la música en familia; ya un poco después hubo radio
y más tarde consolas en las casas, en los comercios había Rockolas que
funcionaban con una moneda.


Los servicios domésticos eran de 24 horas, pues ahí dormían en la casa
de sus patrones y si por alguna razón requerían de sus servicios los
despertaban a cualquier hora de la noche atender a la familia, para hacer
un té o un lienzo caliente para algún dolor, en esos tiempos se usaban
mucho las ventosas para el dolor se usaban una moneda en el lugar donde
le doliera con una velita encendida y se le ponía como un vaso y se iba
recorriendo en ese lugar , la servidumbre de ese tiempo ha cambiado ya no
son de 24 horas, que bueno que hoy existe más libertad, y poco a poco se
van preparando más en conocimientos.


Los padecimientos que sufrían las personas anteriormente se los quitaban
con ventosas, la calentura y las diarreas se quitaban con lavativas y purgas
de aceite de ricino, sal de higueras. Volviendo al tema de la vida de antes
que no había luz eléctrica para toda la ciudad, solo en algunas casas
“grandes”, siempre estaba el pueblo a media luz por eso la gente usaba
lámpara de mano, el pueblo se alumbraba con candiles y quinqués con
bombillas, algunas familias no tenían para comprar un candil de lata, pero
siempre existía alguna persona ingeniosa y los hacía de frasquito y encima
una corcholata que le hacían un hueco en medio para ponerle pabilo. En
el pueblo solo había un solo vigilante que traía una lámpara de gas en
la mano le llamaban “el sereno”. Se usaba una lámpara de gas, que se
sustituyó posteriormente por una lámpara de pila.


Había una planta de luz para trescientos habitantes, cobraban dos pesos
mensuales, el dueño era Don Ramón Castañeda, el pueblo estaba a obscuras
y se apagaba la luz a las 12 de noche, existía una Ley que decía que nadie
podía andar después de esa hora, porque si encontraba a alguien después
de esa hora, el policía le decía ¡alto, hay quien vive! Y la persona tenía que
contestar ¡gente de paz¡ y si huía y corría tenían órdenes de disparar. Para

Free download pdf