fue inmediatamente al baño y trajo una toalla húmeda, la cual colocó en la
frente del joven. La chica, bastante cansada, se sentó en el suelo y comenzó
a quitarse la sudadera sin dudar.
—¡Espera!... ¡¿Qué estás hacien...
—Tranquilo... Tengo puesto algo debajo —dijo para calmarlo,
dejando su pistola a un lado después de sacarse por completo la capucha.
Samuel la miraba bastante sonrojado. Esmeralda exhibía una blusa
elástica sin mangas de color negro. Su cabello verde contrastaba aún más
con esa prenda oscura. Tenía mucho calor así que se hizo una cola de
caballo. Él se sentó en el suelo a un metro de ella. Apoyó su espalda a la
cama y pensó en Morgan. Sam ya lo estaba empezando a considerar como
un amigo. El chico juntó sus rodillas, las rodeó con sus brazos, y apoyó su
frente sobre ellas.
—¿Por qué te sientas de esa manera? Pareces deprimido —preguntó
Esmeralda al verlo tan cabizbajo.
Samuel no respondió. Simplemente seguía con la cabeza gacha.
—Está bien. Si no quieres hablar, no diré nada.
—Dime... Esa nube que creaste... —Él sonaba bastante triste—.
¿Contiene información de años anteriores?
—Sí, ¿por qué?
—¿Podrías buscar algo por mí? —preguntó Sam, todavía con la
frente pegada a sus rodillas.
—Claro, no hay problema... ¿Qué busco?
—Uriel Salik... Busca ese nombre... por favor.
—Está bien —dijo ella mirando a Samuel con cierta curiosidad.
Escribió en el mapa flotante de su pulsera, y dijo: me saltó
información de la región de Yalas; es un niño de una familia con buenos
ingresos económicos. Según estas fechas, el niño tenía cinco años, además
dice que seguía un tratamiento de fonoaudiología en el hospital Baricson.
››Veamos... Aquí mencionan que tenía problemas para hablar. A
veeeer... Qué más puedo encontrar... ¡Uff!... Su tratamiento costaba
aproximadamente 850 lits mensuales.... Eso es mucho dinero. Hmmm...
Esmeralda pulsó en una publicación de noticias.