volví bastante observadora, tanto que como pasatiempo comencé a escuchar
las conversaciones de los adultos. Todas esas cosas me sirvieron más
adelante para cuando desarrollé una nueva afición; la fotografía.
››En una ocasión incluso fotografié a los padres de unas compañeras
mientras estos se besaban, pues, sabiendo que habían engañado a sus
respectivas parejas, quise “hacer justicia” a mi manera, entonces coloqué
esas fotos en la puerta de mi clase. Hice otras cosas maliciosas que sería
mejor no mencionar, y aunque realmente me divertía mucho, con el tiempo
entendí que simplemente estaba huyendo de mis miedos.
››Lo de las fotos lo hice después de una tragedia que me ocurrió
unos meses atrás; una tragedia que me dejó sin familia. Mis conocimientos
eran superiores al de los otros niños. Decían que incluso estaba al nivel de
los adultos. Afirmaban que era un genio, sin embargo, ni con mi intelecto
supuestamente “superior”, no conseguía entender a mis progenitores.
››No los comprendía... hasta el día que conocí a Caluti, pues recordé
que ya lo había visto antes. En ese tiempo, entendí que él tenía una relación
directa con mis padres, porque en cierta ocasión los oí discutir sobre un
hombre llamado Francisco Cataldi. También mencionaron a una mujer de
nombre Suria y a un niño llamado Kevin. Dijeron cosas sobre una traición,
la cárcel, un supuesto regalo... y un casamiento frustrado.
››Unos meses después llegó a mi casa un sujeto en una noche
silenciosa, este vestía un traje elegante con un sombrero de ala ancha. El
hombre estaba parado frente a la entrada cargando algunos regalos. Lo
recuerdo perfectamente; recuerdo la luz de la luna iluminando su misteriosa
silueta mientras mis hermanos y yo lo observábamos con un poco de miedo
y curiosidad. No alcancé a ver su rostro debido a la tenue luz de la casa y a
la sombra que proyectaba el contorno de su sombrero. Sin embargo, lo que
más me llamó la atención no fue su particular aspecto sino los regalos que
cargaba en sus brazos.
››El hombre nos pidió que le dejásemos entrar y nos habló por un
largo rato haciéndonos reír. En un momento dado, este comenzó a
repartirnos esos obsequios a cada uno. Mis hermanos recibieron juguetes
caros, a mí me regaló una cámara fotográfica, la que posteriormente usaría
y daría inicio a esa nueva afición que te mencioné. Cuando me lo dio, me