Al ver a su hermano tan decidido, Lucas también se llenó de valor y
activó su armadura.
—Yo iré a donde sea que mi Lu vaya.
—No soy "tu Lu" —dijo con los ojos en blanco.
—Lo digo de cariño —Se excusó Lucas.
—Gracias, chicos —comentó Kun mientras veía a los gemelos con
mucho orgullo.
Los cuatro se miraron y asintieron. La gobernante Celia no se movió
ni un centímetro del lugar, todavía se hallaba postrada en el suelo con
mucho miedo.
—Gracias por confiar en mí. —Morgan estaba muy agradecido—.
Entonces... ¿Qué harem...
La puerta de la azotea se abrió antes de que él terminara de hablar.
De inmediato salieron aproximadamente cuarenta policías de Paronia, con
sus respectivas pistolas de plasma. También habían subido un camarógrafo
y una periodista. La reportera y su compañero caminaron hasta donde
estaba Caluti, escoltados por los agentes.
—¡¿Pero qué demonios?! —preguntó Kun con el ceño fruncido
cuando vio a los policías formando dos círculos.
El más grande rodeaba a los chicos, mientras que el círculo más
pequeño se encargaba de resguardar a Caluti y a los profesionales de la
transmisión.
—No entiendo nada —dijo Lucas claramente confundido.
Caluti comenzó a reír a carcajadas y a expresarse con efusividad.
—¡Los jóvenes son tan ingenuos! ¡Solamente estaba haciendo algo
de tiempo!
—¿¡Qué significa todo esto, señor Caluti!? —preguntó Lu con
seriedad.
—¡Ah! ¿Te refieres a los oficiales?... Estos hombres son mis
subordinados que se habían infiltrado en el departamento de policía. Sabía
que esa perra activaría la alarma del edificio, así que introduje a mis
hombres en sectores específicos.
››Por eso los policías que no trabajan para mí todavía se encuentran
abajo, pensando que sus compañeros están cumpliendo con su labor.