››Ahora, si ustedes quieren adentrarse a Gani, e ir a una misión
suicida..., son libres de hacerlo. Así q...
El techo comenzó a vibrar encima de ellos.
—¡¿Q-Qué está pasando?! —gritó Belton con preocupación.
La vibración se intensificaba cada vez más, haciendo que incluso
temblara la habitación.
—¡No lo sé! —exclamó Esmeralda bastante sorprendida.
Ella caminó con dificultad debido a los temblores, y se dirigió
rápidamente hacia las pantallas para ver las cámaras de seguridad, pero
todas se encontraban desactivadas. Las únicas que funcionaban eran las que
enfocaban hacia el patio baldío de afuera. En ese momento, Morgan, Lucas
y Kun activaron sus trajes de grafeno endurecido, intentando proteger a los
que tenían cerca.
El limario corrió para cuidar a su hermana y a Abi, quienes se
cubrían las cabezas con mucho temor, eso mientras se sujetaban de un
mueble cercano. Kun se acercó hacia Cleman y los señores Socich, que se
hallaban igual de alterados por no saber lo que sucedía. Lucas se colocó al
lado de su hermano, y este se agarraba a la mesa para no perder el
equilibrio. Samuel intentó resguardarse, así que se escondió a unos metros
de Návila, activando su traje y su casco con mucho temor.
—¡¡¿Qué está ocurriendo, Esmeralda?!! —gritó Morgan mientras
protegía a Cloe y a Abi de los muebles que se movían con violencia.
Todos escucharon una serie de explosiones consecutivas.
—¡¡Qué carajos!! —exclamó Kun cada vez más confundido.
—¡¡Debemos salir de este lugar y resguardarnos en los pasillos!! —
aconsejó Cleman.
Después de decir eso, y aprovechando que la puerta del salón estaba
abierta, el detective se dispuso a correr hacia ella, pero cuando llegó, un
artefacto cayó sobre su cabeza y lo dejó inconsciente al instante. Belton
quiso advertirle.
—¡¡Robert!! ¡¡Cuida...
El agente no pudo terminar su frase, pues una daga le había
atravesado el cuello. Todos se quedaron estupefactos al ver cómo Návila
sacaba lentamente el cuchillo de su cuello. La sangre del policía se esparció