El origen del cosmos

de átomos activó la repulsión y separó todo su contenido para
que se extendiera por el espacio y formase las galaxias. Es como
si al principio, esa primera partícula se hubiera hecho grande
creciendo y multiplicándose hacia dentro, pero sin separarse de
las demás igual que las células de un polluelo se multiplican
antes de romper el huevo. Antes de iniciar la dispersión de los
átomos, los espíritus primero tuvieron que decidir las leyes
fundamentales que iban a existir durante todo el ciclo cósmico.
También tuvieron que decidir qué ser se tenía que encargar de
organizar el universo material una vez estuviera creado. Este ser
fue escogido de entre todos los demás, porque esta es una
función que cada ciclo cósmico tiene que hacer un ser diferente
de forma rotatoria. Una vez que este ser fue designado,
multiplicó enormemente su número de partículas, hasta
construir todos los átomos que son necesarios para crear el
universo. Solo cuando esta etapa inicial estuvo terminada se
tomó la decisión de romper la cáscara que dio lugar a la
dispersión de la materia por el espacio.
El diseño del universo, pudo durar el tiempo equivalente a miles
de años en los que el ser universal y los espíritus individuales
tuvieron que meditar y realizar complejos análisis antes de
decidir como debía ser el universo. Esto es así, porque al
principio todos los espíritus (incluyendo al ser universal) eran
ignorantes, porque una vez que toda la materia del ciclo cósmico
anterior quedó reducida a una sola partícula su conocimiento
también quedó reducido a un solo bit de información antes de
volver a multiplicarse. Eso significa, que para ellos también fue
necesario comenzar a aprender. También hay que subrayar, que
los márgenes de su voluntad, es decir el margen de las opciones
que tendrían para escoger estarían limitados por los límites que
la verdad permite. Esta verdad a su vez, no surge de nadie en