El Mundo - 09.09.2019

(National Geographic (Little) Kids) #1
A C T U A
L I D A D
E C O N Ó
M I C A

16


ide


as


bri


llan


tes


A C T U A
L I D A D
E C O N Ó
M I C A

16


la digitalización sea variable:


muy específico para los espe-


cialistas, pero muy versátil para el


trabajo no cualificado. La acumula-


ción de conocimientos y habilidades


tenderá a hacer el trabajo más


vinculado a un solo propósito para


la empresa y a elevar su precio, mientras que la exten-


sión de la informática puede ayudar a hacer más versátil


la mano de obra sin cualificar y, por lo tanto, a ralentizar


la subida de salarios y la mejora en las condiciones de


trabajo. Es posible, en consecuencia, que la digitalización


tienda a polarizar los mercados laborales en dos segmen-


tos bien distintos según las habilidades (véase D. Guellex


y C. Paunov, “Digital Innovation and the Distribution of


Income”, NBER, WP 23987, 1917) y a acentuar así la


desigualdad en la distribución del ingreso. Este fenóme-


no ocurre ya


desde hace


tiempo en el


mercado


laboral norte-


americano y en


otros muchos.


Sin embargo,


la influencia


que la digitali-


zación vaya a


tener sobre la


economía en su


conjunto no


dependerá solo


de su efecto


sobre los


costes de


transacción


internos de las


empresas, sino


también de la


actitud de los


políticos y los


reguladores y


de las condi-


ciones de la


competencia.


Lo primero es inescrutable (aunque sea fácil sospechar


que los políticos no van a renunciar al control y el asalto


fiscal), pero la segunda, la competencia, podría intuirse


que va a ser favorecida por el cambio, porque la digitali-


zación es muy probable que disminuya las barreras de


entrada en casi todos los mercados. La cibernética


cumple las cuatro condiciones para ser lo que los exper-


tos denominan una tecnología de uso general, o GPT en


sus siglas en inglés, similar a lo que supusieron en su


tiempo el vapor, la electricidad, o los semiconductores.


Las GPT se difunden a través de un frente muy amplio de


la economía, sin apenas dejar sector alguno sin afectar;


muestran un gran potencial de mejora, de forma que su


aplicación va acompañada casi siempre de perfecciona-


mientos; genera grandes complementariedades con


soluciones técnicas ya existentes y, finalmente, muestra


grandes economías de escala, es decir, su adaptación


reduce el coste de su sucesiva expansión y revela muchas


más oportunidades para el cambio.


Dado su vínculo con el conocimiento, el coste de la


digitalización proviene fundamentalmente de su genera-


ción y la I+D que requiere, pero en su aplicación se porta


muchas veces como un bien no rival, es decir, cuyo consu-


mo una vez producido no excluye a ningún usuario (por


ejemplo, un libro no se gasta después de que alguien lo


lea, a diferencia de un pastel, que desaparece una vez


comido). Por lo tanto, se asemeja a un bien público al


alcance de cualquiera. El cambio digital reduce los costes


de transporte y los de selección y búsqueda de las empre-


sas y, permite, además, mejorar el conocimiento de las


partes en una transacción tanto dentro como fuera de un


negocio.


En resumen, la digitalización disminuye los requisitos


de entrada para nuevas empresas en los mercados y la


disminución de las barreras, siempre que los Estados no


lo impidan, lo que se traduce en que cada nuevo entrante


(o, simplemente, la amenaza de que pueda haberlo) fuerza


a los incumbentes a mantener los precios cercanos al


nivel de competencia. Las tasas de entrada a los mercados


de nuevos competidores suelen ser más altas en indus-


trias como las comunicaciones o los servicios informáti-


cos, donde la digitalización es más intensa, y mucho


menor en actividades como las manufacturas tradiciona-


les o la construcción, en las que está menos desarrollada


(L. Klapper, L. Leaven y R. Rajan, “Business Environment


and Firm Entry”, NBER, WP 10380, 2004).


En resumen, la innovación digital tendrá sobre los


mercados una


doble influen-


cia. Por una


parte, tenderá


a la concentra-


ción empresa-


rial por la


complejidad y


especificidad


de los nuevos


activos, pero,


por la otra, su


vínculo con el


conocimiento


hará más


accesible el


mercado a


nuevos entran-


tes. No es


probable que


los grandes


gigantes


tecnológicos


desaparezcan


(a no ser que


los Gobiernos


quieran des-


truirlos con


sus políticas fiscales y regulatorias). Pero tampoco es


difícil suponer que la nueva técnica acelere la destrucción


creativa en casi todos los sectores. Como todos los cam-


bios técnicos anteriores, la revolución digital nos expone


otra vez a la incertidumbre.


El riesgo mayor es, de todos modos, que algún planifica-


dor/regulador se crea con poderes extraordinarios para


predecir el desarrollo óptimo de las nuevas empresas. Con


el potencial para el cambio de la digitalización, se vuelve


cada vez más necesario que sea el propio empresario el


que descubra las oportunidades y desarrolle los planes.


Esto atañe también al factor trabajo, cuyo papel en la


economía digital va ser muy diferente al actual, y es


imprescindible difundir la idea de que, sea cual sea el


sentido del cambio técnico, es responsabilidad fundamen-


tal del que quiera vender sus habilidades laborales en el


futuro que las haya adquirido previamente en el sistema


educativo. Es un buen principio que los contribuyentes


apoyen tan generosamente como lo hacen ahora a la


enseñanza pública, pero la responsabilidad última de la


adaptación es del mismo vendedor del factor, esto es, del


trabajador.


Como siempre en la sociedad abierta de mercado, nos


enfrentamos a la incertidumbre. Es difícil predecir si el


futuro será de los grandes conglomerados empresariales


o si volveremos al viejo arreglo medieval, pero lo que es


seguro es que la transformación tendrá lugar con relacio-


nes laborales nuevas y en sectores y productos que ni


siquiera nos imaginamos ahora. Tenemos que


seguir reinventándonos.


SE VUELVE
CADA VEZ
MÁS NECESARIO
QUE SEA
EL PROPIO
EMPRESARIO,
Y NO EL
POLÍTICO,
QUIEN
DESCUBRA LAS
OPORTUNI-
DADES Y
DESARROLLE
LOS PLANES


LA FUERZA
LABORAL
TENDERÁ A
POLARIZARSE
EN DOS
SEGMENTOS
BIEN DISTINTOS
SEGÚN LAS
HABILIDADES
Y A ACENTUAR
LA DESIGUALDAD
DE INGRESO

LA DIGITA-
LIZACIÓN
FAVORECE
LA CONCEN-
TRACIÓN
EMPRESARIAL,
PERO TAMBIÉN
REBAJA LAS
BARRERAS
DE ENTRADA
AL MERCADO
Y ACELERA
LA DESTRUC-
CIÓN
CREATIVA

EL ESTADO
DEBE IMPULSAR
LA ENSEÑANZA
PÚBLICA,
PERO LA
RESPONSA-
BILIDAD ÚLTIMA
DE LA
ADAPTACIÓN
AL NUEVO
ENTORNO
CORRESPONDE
AL TRABAJADOR

No es probable que los grandes gigantes tecnológicos desaparezcan, a no ser que los Gobiernos
quieran destruirlos con sus políticas fiscales y regulatorias. En la imagen, los fundadores de Amazon y
Facebook, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg.

Sin reparos

Incerti


dumbre


digital

Free download pdf