solo un año, debido a que fui promovido a jefe de mensajeros y trabajos diversos
entre los office boys. Recuerdo que a mi cargo se encontraba Nicolás Rivero,
Antonio García Rojas, Santiago Escalante y otras dos personas, cuando nos
ocurrió una anécdota (cabe mencionar que todo el personal era de origen
estadounidense), nosotros éramos de absoluta confianza, los “gringos” siempre
dejaban en sus escritorios dinero, relojes, y diversos objetos de valor.
En cierta ocasión a Míster Whetsel Gerente General, se le desaparecieron
cuatro monedas de oro (centenarios) éste al notar la desaparición,
inmediatamente mandaron llamar a todos los office boys.
El secretario del Gerente nos dijo “sí antes de las 12 del día no aparece el
dinero, a todos los enviaré al “Servicio Secreto”. Ninguno de nosotros teníamos la
más remota idea de quién había tomado el dinero. Transcurrieron dos horas, todos
estábamos de pie, entonces Nicolás Rivero se puso a llorar, ya que se llegaba el
momento de remitirnos a la preventiva, enseguida Toño García Rojas lo imitó, por
último yo hice lo mismo, no podíamos concebir quién de todos había tomado el
dinero.
Finalmente dieron las 12:00 horas, hora de salida, después las 13:00 horas, y
nosotros seguíamos angustiados. A las 14:00 horas el señor que tenía un
expendio de revistas abajo del edificio, le extrañó no ver a ninguno de los office
boys en su negocio, que a esa hora acostumbraban ir a comprar sus refrescos. Él
le pregunta al elevadorista y éste le comenta que nos tenían encerrados porque se
habían perdido unas monedas de oro.
En ese momento recuerda el expendedor de revistas, que un estudiante, que
trabajaba como bolero, y que le apodaban “el ciclón” por haber sido boxeador, le
había preguntado que a cómo estaba el tipo de cambio de oro por plata, entonces
con ese dato inmediatamente ató cabos, rápidamente le avisó al vigilante que le
comunicaran al secretario del Gerente, que ya en ese momento estaba llamando
al Servicio Secreto.