procesados sin ningún valor agregado. Hausmann, Espinoza
y Santos describen el problema de la economía chiapaneca
de la siguiente manera:
Chiapas ha sido la Entidad Federativa que menos ha crecido en la
última década. A pesar de que la tasa de crecimiento del Producto Interno
Bruto (PIB) real per cápita de México en el período2003-2013 (1,3%
en total; 1,8% sin el petróleo) fue baja para estándares latinoamericanos
(2,7%), la de Chiapas fue la menor de todo México (0,2% en total y -
0,2% no petrolera). Para hacernos una idea del rezago, creciendo 1,8%
anual México duplicaría su ingreso no petrolero per cápita en 40 años;
Oaxaca y Guerrero – las otras dos Entidades Federativas más pobres –
en 51 y 52 años; mientras a Chiapas le tomaría 297 años (2015, p. 9).
Llama la atención que los políticos que han
gobernado a Chiapas en los últimos 25 años no han
reconocido el problema estructural de la economía
chiapaneca y eventualmente planteado los primeros pasos
para la reorientación; así como tampoco desde el Gobierno
del Estado se está planteando una política pública bien
fundamentada que contribuya a mejorar las condiciones
de vida de la población. Además resulta incongruente que
en un Estado donde existen tantos problemas de pobreza,
no se fundamente la política pública con un enfoque de
población, dado que esta estrategia sería la más adecuada
para verificar que las acciones de gobierno reviertan los
niveles de deterioro de la vida delos chiapanecos.
El enfoque poblacional no se limita a reunir estadísticas
demográficas y observar si cambian, significa avanzar en la
compresión de lo que las personas quieren y necesitan. Es sólo
desde esa lógica, que las políticas tienen sentido, porque las
características de la población se observan, analizan y se discuten
en un contexto territorial. Así la geografía o la política permiten
conocer integralmente a las personas de cada región, por lo
que los espacios se logran recrear junto con las poblaciones que