—Mamá, ¿por qué lloras? ¿Qué ocurre?... Me están asustando, ¡no
entiendo nada!
Las chicas se veían muy confundidas. Abigail frunció el ceño y
reprochó a su padre.
—¡Papá! ¿¡Qué hiciste esta vez!?... ¡¡Conociste a otra mujer!!
¿¡Verdad!?
—¿Qué?... ¿Acaso no han visto las noticias? —preguntó Zilak.
—N-Nosotras dejamos... —Cloe hablaba con su voz tímida de
siempre—. Dejamos nuestras pulseras antes de salir.
—¡Eumaria está en crisis!... ¡Todos los gobernantes fueron
asesinados! —exclamó la señora Susan bastante alterada. Ella, entre
lágrimas, agregó—: ¡incluso el emperador Dorgan murió!... ¡Fue horrible!
—¡¿Q-Qué!? ¡¿Por qué!? —preguntó Abigail estupefacta.
Cloe se tapó la boca, claramente impactada por la noticia.
—Fue transmitido en directo... —contestó su padre con el rostro
serio.
Zilak, luego de suspirar profundamente, les comenzó a explicar.
—Al parecer, hace siglos, los del sur cometieron un crimen contra
nuestros antepasados, y el gobierno no hizo más que ocultar ese lamentable
suceso.
—Me cuesta creer que los Raxanes hayan hecho algo como eso —
comentó Abigail.
Su padre continuó.
—Aparentemente es verdad, cariño... Incluso la gobernante de
Paronia lo confesó todo. Ahora mismo nuestros vecinos de más hacia el
norte están preparando un ejército para luchar contra los del sur. Pero lo
peor de todo... —Zilak tragó saliva y guardó silencio por unos segundos—.
Lo peor es que la batalla se llevará a cabo aquí, en la frontera con Lamkar.
Las chicas cubrieron sus bocas al oír eso. A ambas les aterraba saber
que habría una batalla en los campos que ellas tanto amaban. Su padre les
siguió hablando.
—Por su parte, los del gobierno también están formando un ejército.
Estos quieren hacer frente a la horda que empezó a movilizarse desde Pligia
hasta Carmesí. Incluso se están formando grupos armados aquí, en Limaria.