DE_2009_salud_cardiovascular

(tlittels) #1

LIBRO DE LA SALUD CARDIOVASCULAR


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plantas y animales. Las primeras plantas domesticadas fue-
ron cereales como la escanda y la esprilla (variedades del
trigo) y la cebada. Después vinieron el guisante, la lenteja,
el garbanzo y el lino.


Historia y vida


Dice la leyenda que Poseidón, dios del mar, y la diosa Palas
Atenea tuvieron un combate para dilucidar quién daba
el nombre a la capital de la Grecia antigua. Según Ovidio,
Poseidón golpeó la Tierra con un tridente y abrió una grieta
de la que surgió agua del mar. Cuando Atenea la golpeó,
brotó un olivo cargado de frutos. Atenea venció y desde
entonces la capital griega recibe su nombre.
En Grecia se establecieron por vez primera las bases
de la dieta mediterránea: vino, aceite de oliva y trigo. Los
griegos extendieron el uso de dichos alimentos así como
del pescado por muchos países e introdujeron el arroz. Los
higos tuvieron una gran importancia en la Creta minoica,
ya que los platos que se daban a los servidores del Palacio
de Knosos incluían una gran cantidad de higos secos.
Podría ser interesante iniciar un recorrido virtual por el
cerro de Numancia y contemplar las ruedas de molino pétreas
con que nuestros antepasados molían el trigo y trituraban
bellotas secas, con las que cocinaban tortas cocidas que tenían
la virtud de conservarse largo tiempo (similares a las hogazas
de pan de pueblo actuales). ¿Y qué comían en Numancia?
De acuerdo con los análisis de los restos óseos humanos de
la necrópolis, la dieta de los numantinos era rica en vegeta-
les y frutos secos, y pobre en proteínas de origen animal.
Los romanos fueron los impulsores del conoci-
miento y el desarrollo de la dieta mediterránea en otros


países, así como los responsables de su enriquecimiento
con productos variados de los países conquistados. De esta
manera, la cocina popular romana se extendió por medio
de las legiones romanas.
Tortas de pan remojadas en agua y aceite de oliva
con ajo picado, aceitunas, pescados, harina hervida y
trigo molido, a lo que añadían legumbres secas y vino.
Ésa era la base del menú de los soldados romanos. De
este modo, es posible comprender cómo los empera-
dores y el Senado romano esperaban con gran deleite
la llegada de sus generales cuando volvían de Hispania,
cargados de tinajas de aceite de oliva, vino y grandes
cantidades de trigo.
Para saber en qué consiste realmente la dieta medi-
terránea que Ancel y Margaret Keys recuperaron para el
bienestar y la salud de las sociedades actuales y en qué se
basa su importancia, véanse la composición y los caracte-
res de la dieta mediterránea detallados en la tabla 1.
La relevancia adquirida por la dieta mediterránea
queda reflejada en la abundancia de investigaciones rea-
lizadas sobre el tema: en enero de 2008 existían 48 ensa-
yos clínicos, 905 citas bibliográficas en revistas médicas
(Medline), con más de 1.760.000 entradas en el portal
Google de Internet, así como otros muchos estudios médi-
cos poblacionales realizados por diferentes países (ATTICA,
EPIC, PREDIMED y CARDIO 2000).

Religión y dieta mediterránea
No es necesario ser muy religioso para saber que la base
de los sacramentos de la Iglesia católica se asienta en
productos mediterráneos como el pan, el vino y el aceite.
Es decir, estos alimentos fueron sacralizados por los usos
litúrgicos y adquirieron así una carga simbólica muy
especial. No se observa en ninguna religión monoteísta
signo alguno o relación con los placeres de los alimentos
en banquetes que estén asociados al erotismo, la sensua-
lidad y el pecado, puesto que los cristianos intentaron
eliminarlos.
Todos estos productos son básicos en la cultura cris-
tiana: «El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy», «Ganarás
el pan con el sudor de tu frente». El vino, la vid y las uvas
forman parte de los mensajes de Jesucristo, sin olvidar que
el vino y el pan están presentes todos los días en las iglesias
en el momento de la consagración.
Otras frases recogidas en la Biblia son: «Como la
vida, es el vino para el hombre, si lo bebe con medida»
(libro del Eclesiastés); «No es para los reyes beber vino,

Primer molino de cereal. Numancia (Museo Numantino, Soria, siglo II a. C.).

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