LIBRO DE LA SALUD CARDIOVASCULAR
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articulaciones), otro 20% tiene relación con causas pulmo-
nares y sólo un 13% se debe a problemas cardiovasculares.
En las urgencias hospitalarias, sin embargo, el 54% de los
dolores torácicos responde a una patología cardiovascular
y sólo el 7%, a una patología musculoesquelética. Otras
causas de dolor torácico son las enfermedades respirato-
rias, psiquiátricas o digestivas. En la tabla 2 se presentan las
principales enfermedades que causan dolor torácico.
Pulso rápido, lento e irregular
En ocasiones, el pulso rápido y las palpitaciones son un sín-
toma precoz de una enfermedad del corazón. Se considera
un pulso rápido o taquicárdico aquel que supera los 100
latidos por minuto. Las palpitaciones se definen como la
sensación molesta de latidos cardíacos rápidos y repeti-
dos en la región del corazón, el cuello o la boca del estó-
mago. Las palpitaciones y la taquicardia suelen producirse
en circunstancias de estrés, en situaciones de ansiedad o
después del ejercicio físico, sin que exista ninguna enfer-
medad subyacente. Otras veces aparecen con la fiebre, con
algunas sustancias y medicamentos (café, té, alcohol, dro-
gas, fármacos para la bronquitis y el asma, etc.) y con otras
enfermedades (anemias, hipertiroidismo). Si se repiten
con frecuencia, y sin que concurra ninguno de los factores
anteriores, se debe acudir al médico de familia para que
verifique el origen de esta alteración.
El pulso lento (por debajo de 60 latidos por minuto)
se denomina bradicardia y no siempre constituye el inicio
de una enfermedad cardiovascular, ya que puede deberse a
medicamentos, entrenamiento físico (atletas) y otras enfer-
medades (hipotiroidismo, pérdida rápida de peso, etc.). Es
un efecto secundario frecuente en pacientes que ya toman
medicamentos por una enfermedad cardíaca, pues éstos
enlentecen el ritmo cardíaco.
El pulso irregular suele estar relacionado con una
arritmia, independientemente de que el paciente tenga
otros síntomas de origen cardiológico. Este pulso puede
ser lento o rápido, pero se diferencia de las bradicardias
y las taquicardias en que no guarda un ritmo regular. Se
debe consultar al médico de familia en todos los casos.
Los edemas y el síncope
Los edemas son un aumento del volumen de los teji-
dos, que se rellenan de líquido proveniente de las venas
o los vasos linfáticos. Se localizan más frecuentemente
en las piernas, aunque pueden aparecer también en la
cara, los brazos o todo el cuerpo. La causa más habitual
es la insuficiencia venosa crónica (varices de las pier-
nas), acompañada de pigmentación parda de la piel de
las piernas y una sensación de pesadez o hinchazón
dolorosa, que empeora en verano o con el calor. Si los
edemas se producen en un paciente que ya tiene hiper-
tensión, diabetes o alguna enfermedad cardiovascular,
habrá que pensar en una posible insuficiencia cardíaca.
También pueden verse en muchas otras enfermedades
(del hígado, el riñón, el sistema linfático o el endocrino),
y pueden ser consecuencia de fármacos, traumatismos
y cirugías antiguas. El embarazo y la segunda parte del
ciclo menstrual de las mujeres también provocan habi-
tualmente edemas en las piernas. En cualquier caso, es
el médico de familia quien orienta sobre el origen de los
edemas y prescribe algunas medidas y tratamientos para
mejorarlos.
El síncope es una pérdida de conciencia breve, con
un fallo de la postura, una caída al suelo y una posterior
recuperación espontánea de la conciencia. Si se produce
una sensación de mareo y desvanecimiento sin pérdida
de conciencia, se habla de presíncope. El más frecuente
es el síncope vasovagal, que está causado por emociones
intensas, por estar de pie largo rato en un ambiente calu-
roso o después de realizar un ejercicio físico extenuante.
Se reconoce porque está precedido por sudoración,
palidez, visión borrosa, malestar y náuseas. Otras causas
del síncope son algunos fármacos y enfermedades neu-
rológicas y cardiovasculares, en especial las arritmias. El
médico de familia solicitará habitualmente un electrocar-
diograma ante un paciente que consulta por síncope.
Otros síntomas: tos, cianosis y hemoptisis
La tos por enfermedades cardíacas suele ocurrir en pacien-
tes ya diagnosticados de insuficiencia cardíaca. Las cau-
sas fundamentales de la tos crónica son el tabaquismo, la
caída de secreciones nasales hacia la garganta, el asma,
la bronquitis crónica y el reflujo gastroesofágico. Con fre-
cuencia, el consumo de fármacos (como los inhibidores de
la enzima conversora de la angiotensina) también provoca
tos. Cuando sucede, el paciente deberá consultar al médico
de familia o al cardiólogo para retirar o cambiar esos medi-
camentos si la tos es pertinaz.
La cianosis se define como «la aparición de colo-
ración azulada de la piel y la mucosa oral». Indica una
mala oxigenación de los tejidos. Por ese motivo, cuando
su aparición es aguda se aconseja una consulta urgente.
La cianosis crónica ocurre en pacientes con enfermedades