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(rjguadog) #1
siete puñetazos, dos jarronazos, un tajo cruzado del hombro derecho al omóplato
izquierdo y un perdigonazo: unas estadísticas muy pobres en comparación con sus
aventajados compañeros, que se reían de él. «Quién se queda sin mandíbula ríe
mejor», pensó, dispuesto a voltear la tortilla, y se presentó en casa de Inés con su
caja de herramientas^2 y sus... ¿equipos de protección?
—Dime, ¿cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? ¿De dónde es? ¿A qué
dedica el tiempo libre?
Inés rio cantarinamente, dando a entender lo más letal. Parecía estar disfrutando
del miedo del fontanero. Él esperaba que fuera un asesino a sueldo, un atracador de
bancos, el tesorero de un partido político...
—Es un científico loco —respondió finalmente—: un psicópata brillante.
Divertido, ¿no?
Además de presumir de marido, tocaba presumir de morada. El piso parecía
querer competir, de tú a tú, contra la consulta de un dentista por el premio a la
decoración más hortera: diplomas por doquier y pósteres científicos aquí y allá. La
mujer señaló uno de ellos.
—Esto es lo que está investigando el meu home: una quimera artificial
extrañísima, con pico de pato, cola de castor, patas de nutria, que pone huevos y...
¡resulta que es un mamífero!
—Or... ni... torrinco —leyó el fontanero, sorprendido por la existencia de
palabras tan extrañas.
—Sí, así lo llamó. Se habrá basado en alguna lengua muerta, como el latín o el
extremeño.
El fontanero comenzó a imaginarse todo lo que podría hacerle ese hombre si lo
sorprendía in flagranti yaciendo con su esposa. Podría ponerle marsupio de
canguro, alas de pingüino o tripas de pavo. Todos los charcuteros de L’Alacantí lo
perseguirían con el cuchillo jamonero en alto, deseosos de ponerlo a la venta.
Los colegas dejarían de referirse a él con apodos despectivos como el dos piernas,
el veinte dedos o, especialmente doliente, el nariz entera. ¡Nadie en el gremio
volvería a hacer bromas de mal gusto sobre su escasez de lesiones!

(^)
(^2) No tenía intención de usarlas, pero las formas son importantes. Nadie se toma en serio a un
fontanero que va por ahí sin herramientas y cobrando el IVA a diestro y siniestro.

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